Lo que no se conoce pasa desapercibido, no existe en nuestra memoria visual. El objetivo de Sendas Ocultas es desvelar los conocimientos y experiencias ciudadanas ilusionantes y enriquecedoras que en muchas ocasiones pasan desapercibidas en nuestros barrios.
Una de estas experiencias que hemos descubierto con más profundidad en el Poblado Dirigido de Fuencarral es la jardinería vecinal.
La jardinería vecinal en el espacio público nace de la ambición de crear comunidad y dar un uso más amplio a los alcorques y espacios yermos de la ciudad, que pasan a ser una oportunidad para que la vecindad tenga un impacto positivo en el paisaje urbano. Contribuye a mejorar el cuidado de los espacios públicos a través del empoderamiento ciudadano. Cuando alguien se siente responsable de su entorno, lo tiende a cuidar con mayor entusiasmo y cariño. Refuerza las redes vecinales, aumenta la biodiversidad y diversifica los espacios verdes colectivos, introduciendo creatividad en la uniformidad del ajardinamiento institucional.
En la ruta del 22 de junio que realizamos guiados por Iván López, vecino y nexo entre los cuidadores de los nuevos modelos de jardines urbanos, guiados por Iván López , conocidmos una gran biodiversidad de fauna humana que han creado oasis verdes en espacios abandonados o “ no lugares “ , a veces en soledad , en otras ocasiones con ayuda de aliados, en todos los casos con el objetivo de hacer de sus calles un lugar más amable por el que transitar.
Os presentamos a algunos de estos nuevos pobladores del espacio público que conocimos en la ruta:
Iván López: El jardín habitado la calle Sabadel
 
 
Jorge: Maceto-jardín. Calle Mataró, 85
 
acompañaba en el paseo, se paró en un macetero municipal hexagonalsituado en la esquina de la calle para contarnos su metahistoria, apareció de manera inopinada un nuevo jardinero, Jorge .Jesús nos estaba comentando que ese macetero funcionaba como un basurero, siempre lleno de colillas, latas o plásticos. Cuando pasaba por allí dedicaba unos minutos a retirar la basura. Este civismo barrial fue contemplado en varias ocasiones por Jorge, que vive en una casita baja frente al macetero.
Un día Jesús pasó por el macetero y se sorprendió al verlo lleno de plantas. ¿Os imagináis quién fue el duende, verdad? Jorge nos contó el día del paseo cómo surgió su iniciativa de ayudar a mantener verde el macetero al ver las labores de limpieza altruistas de Jesús.
Luis: Microhuerto urbano. Calle Manresa, 90
 
Rafael: Jardines calle Braille
 
Al revelarse como el creador de ese jardín tan ordenado, le invitamos a 
bajar para que nos relatase cómo surgió la idea de imaginar un espacio 
verde en la comunidad de vecinos. Dudó unos segundos. pero enseguida 
venció el recelo y se enfundó un mono azul de la construcción para 
guiarnos por los dos jardines en los que lleva 12 años plantando y 
cuidando las cerca de 70 especies que inventariamos.
	
 
Dioni: Jardines calle Badalona, 85
 
Le comentábamos que si tuviese que poner un nombre al jardín cuál sería. En un alarde de creatividad le sugerimos que quizás el jardín de Dioni. Nos respondió que no se le ocurriría ponerle su nombre. Le parecería un síntoma de protagonismo y el quería pasar desapercibido, no despertar recelos entre los vecinos. Sólo pretendía embellecer su calle y que las personas disfrutasen al pasar por delante.
Carmen: jardin de la  carretera de la playa.  Cardenal Herera Oria, 88
 
 
No es extraño que al preguntarle qué nombre le pondría a su jardín 
brotase el nombre del “jardín de la playa”. La avenida del Cardenal 
Herrera Oria coincide en algunos tramos con la antigua carretera de la 
playa. Así conocían y siguen conociendo muchos madrileños esta avenida 
que llevaba hasta la playa de Madrid, un complejo deportivo y recreativo
 público, con arena, su orilla, parasoles, barcas y bañistas, que se 
construyó durante la República en 1932.
	
José Manuel. Jardines Babilonia, calle Mataró, 60

José Manuel es escritor especializado en ensayo histórico y político. 
Investigando en el proceloso mar de internet sobre sus publicaciones 
vemos que ha ganado varios galardones literarios, pero el que más 
aprecia es el Primer Premio de Relatos que le concedió en 1997 la 
revista 
	Beleño, por su cuento ecologista El año de la cosecha.
Quizás aquí subyazca el germen que 20 años después brotò para iniciar, 
con ayuda de sus vecinos, los jardines que se extienden por las casitas 
bajas de la calle Mataró. Como anécdota, comentar que muchos de los 
vecinos que participan en el jardín, al igual que José Manuel, sienten 
predilección por el rocḱ’n’roll. No es de extrañar que a Iván López la 
presencia de las chumberas le evocasen rifs de guitarra de sonidos 
fronterizos.
	

Tenemos que pedir a Jose Manuel su cuento ecologista para ver si hemos estado más afortunados en esta apreciación que en la elección del nombre del jardín de Dioni.
Los jardineros vecinales de Fuencarral no se acaban en este post. Vamos a seguir descubriéndolas en nuestras visitas cuando la Covid-19 nos dé un poco de cancha.
